Luego del acuerdo parcial firmado entre el gobierno y el campo, y en un contexto de crisis internacional, el debate por las retenciones a la exportación de soja parece no perder fuerza y su quita o rebaja es el próximo objetivo de los dirigentes agropecuarios.
Desde hace casi un año este a sido el debate y el conflicto principal entre el gobierno argentino y “el Campo”. Resulta indispensable en tal sentido, que el lector comprenda objetivamente el fin de las retenciones, (tema tratado de una manera por demás superficial por los medios masivos de comunicación) y saque el mismo las conclusiones sobre este tema tan importante para el futuro de los Argentinos.
Un análisis económico
Los derechos de exportación (también llamados retenciones) son una herramienta de proteccionismo que utiliza el gobierno. Los grupos encargados de la exportación de granos son los que pagan este derecho, y a su vez se lo descuentan al productor agropecuario, que recibe un precio similar al FAS (free alongside ship) de la materia prima, es decir el precio FOB (free on borrad) descontando los derechos de exportación y los gastos en puerto.
El valor de mercado interno, no es directamente el valor FAS. La secretaría de agricultura establece un valor FAS de paridad, menor al valor FAS, a través de un mecanismo de subsidios otorgados por el gobierno nacional para disminuir los precios internos. El valor FAS de paridad es en definitiva el que debería determinar los precios internos de las materias primas.Los subsidios otorgados a los productores compensan la pérdida del productor al vender al valor FAS de paridad.
De lo explicado anteriormente, se pueden deducir algunas consecuencias de la política de retenciones:
- Sirven para disminuir los precios internos de los internacionales. (a mas altas retenciones, mas bajo precio FAS, lo cual disminuye, o el precio FAS de paridad, o disminuye los subsidios otorgados por el gobierno).
- En el caso de la soja, la aplicación de las retenciones no se utiliza para disminuir el precio interno (el 95% de la soja se exporta). Sirve, por ejemplo para desalentar su cultivo y frenar los irreversibles efectos de la deforestación, que está afectando gran parte del norte argentino, el uso de agroquímicos, siendo Monsanto su principal productor, y que tiene consecuencias muy nocivas para nuestro medioambiente.
- Con la recaudación de estos derechos de exportación:
-Se financian los subsidios para el FAS de paridad (lo cual disminuye los precios internos).
-Se sostiene el tipo de cambio (los dólares los utiliza el banco central para alimentar su demanda y evitar la suba del tipo de cambio).
-Se financia gasto público.
Como se observa, la aplicación de estos derechos de exportación son definitivamente necesarios para sostener un modelo económico y social que favorezca a los sectores de menores recursos. Mas aún, en este contexto de crisis mundial, con fuerte baja de ingresos fiscales, la quita de retenciones afectaría de manera muy perjudicial a la sostenibilidad del modelo kirchnerista. La alternativa planteada por la opositora Carrió, pretende compensar la pérdida de recaudación en moneda extranjera, por un préstamo al FMI, entidad bien conocida por los argentinos en los nefasta década del 90.
El fin de la doble renta
Un análisis proporcionado por Roberto Navarro indica lo siguiente:
“El campo es claramente el sector productivo de mayores ventajas comparativas. Ventajas brindadas por la generosidad del clima y la tierra argentinos. Los productores no lo ven así, porque mantienen desde hace años un sistema productivo que divide la renta en dos partes: en promedio, 70 por ciento para el dueño de la tierra y 30 por ciento para el arrendatario. En el país casi el 70 por ciento de la tierra se trabaja bajo ese régimen. En Estados Unidos, el gran productor mundial de alimentos, menos del cinco por ciento de la tierra cultivada se arrienda. En Europa sólo se alquila el tres por ciento de los campos. En Brasil prácticamente no existe el arrendamiento.”
Este sistema le permite al terrateniente obtener una renta sin realizar la mas mínima inversión. Además, le permite al arrendatario entrar en el negocio de producir, sin invertir grandes cantidades de dinero en comprar un terreno. Además, la maquinaria agrícola es manejada por un contratista, el cual recorre de norte a sur trabajando las tierras, pasando de productor en productor, de terreno en terreno.
El sistema además fue explotado por grandes inversores. Gustavo Grobocopatel, uno de los mayores productores de soja del país, posee muy pocas hectáreas propias en Argentina, pero trabaja más de 200 mil hectáreas. El arrendamiento sufrió un alza en sus precios a causa de la competencia de los pooles sojeros. De esta manera, el pequeño productor corre en desventaja en comparación con los antes mencionados pooles.
En conclusión, no es el nivel de retenciones el actual problema de las retenciones, sino el elevado precio del arrendamiento de los campos, lo que imposibilita mantener el régimen de doble renta. Una quita de retenciones, permitiría sostener la ganancia de los terratenientes a costa de un alza en el precio de los alimentos que pagaría el pueblo argentino en su totalidad.
La otra alternativa: Nacionalizar o regular el comercio exterior
El actual problema de mantener el sistema de retenciones, sumado al oligopolio del comercio de granos, reside en la alta renta de estos últimos. La cartelización de las empresas agroexportadoras, reduce de manera significativa el valor por tonelada que recibe el productor agropecuario. Según declaró el lider de Proyecto Sur, Fernando Solanas, en el programa “A dos voces”, estas empresas se llevan aproximadamente un tercio del total de la renta del sector, algo totalmente inadmisible. A su vez, Mario Cafiero en su informe “la falacia de las retenciones móviles”, explica los mecanismos de estas grandes empresas extranjeras para aumentar sus beneficios en detrimento del productor rural. El sistema de subsidios para implementar el valor FAS de paridad en el mercado interno debe ser a su vez ampliamente vigilado, para evitar que dichos subsidios caigan en manos equivocadas.
Existe una alternativa al actual sistema de retenciones: Nacionalizar o regular el comercio exterior. Vía estatizando las actuales empresas oligopólicas del comercio exterior o vía creando una agencia adicional que compita con los entes privados, estas alternativas terminarían con las escandalosas ganancias de éstas empresas extranjeras. Este ente estatal actuaría de estabilizador de los precios, operando como regulador, estableciendo equilibrios, funcionando como testigo del mercado interno y externo, definiendo estándares, negociando exportaciones de país a país, etcétera. (Para más información al respecto, ver entrada de Ezequiel Meler)
Conclusiones
La gran concentración de las tierras en argentina es preocupante. Un informe de
Se hace imprescindible implementar medidas que fomenten la redistribución de las tierras, que eviten la doble renta y que favorezcan el cultivo de granos que eviten el daño medioambiental.
Para esto es necesario implementar políticas que limiten el valor de la renta de las tierras (caso Brasil) y terminar con la doble renta y los pooles de siembra, implementar políticas para favorecer a los pequeños productores (segmentación de retenciones), terminar con los latifundios implementando una reforma agraria, nacionalizar el comercio exterior para expropiar la renta de las multinacionales y favorecer con la misma tanto a productores como a el pueblo en general, favorecer la industria agropecuaria otorgando créditos livianos a productores, etc.
Además, es hora de que uno de los sectores mas beneficiados por el modelo kirchnerista, asuma una disminución de sus ganancias en solidaridad con los demás sectores del pueblo argentino, afectados por la crisis internacional.
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