sábado, 8 de agosto de 2009

El principio de inducción y la clase media




Antes de salir, si uno es previsible, puede prender el televisor y fijarse los valores de temperatura ambiente y de sensación térmica para saber que ponerse. Claramente lo correcto sería enfocarse en la sensación térmica, que es al fin y al cabo el parámetro que más se ajusta a la sensación aparente que las personas sienten en un determinado ambiente.

Para ser mas precisos, también es necesario saber en que zona está calculada esa sensación térmica que observamos en la televisión. Poco servirá la sensación térmica en algún punto de la provincia Buenos Aires si estamos en la ciudad de San Carlos de Bariloche, las distancias son grandes y las condiciones geográficas y atmosféricas son completamente diferentes. Sin embargo, podremos utilizar esa medición mientras estemos en un entorno cercano al punto de medición. Dentro de ese entorno, la sensación térmica se puede inferir utilizando el principio de inducción.

La inducción es una de los principios que nosotros utilizamos con frecuencia a lo largo de nuestra vida. Cuando afirmamos que después de la noche sale el sol, cuando afirmamos que si está nublado con frecuencia llueve, estamos utilizando, quizá sin saberlo, el principio de inducción. En efecto, la totalidad de la ciencia acepta como válido el principio de inducción.

El principio de inducción reza, más o menos, así: “Si en una gran variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y todos los A observados, sin excepción, poseen la propiedad B, entonces todos los A poseen la propiedad B”.

Es un principio que está basado en la experiencia, en la capacidad de las personas de retener en la memoria durante un tiempo determinado diversos sucesos que ocurren en la vida. Volviendo al ejemplo del sol, si observamos que una vez que el sol se oculta luego vuelve a salir, tal suceso no es suficiente para afirmar que la próxima vez sucederá lo mismo. Sin embargo, luego de observar una gran cantidad de sucesos, podremos afirmar que la próxima vez sucederá lo mismo, que el sol saldrá por la mañana.

Las estadísticas, por ejemplo, utilizan el principio de inducción. Si queremos saber cuantos habitantes de capital fuman, no necesitamos hacer una encuesta sobre todos y cada uno de los seres que habitan la misma. Basta con entrevistar una muestra de habitantes lo suficientemente grande y representativa de la zona, para luego inducir al resto de la población.

Evidentemente, luego de la breve introducción realizada sobre el principio de inducción, se desprende que la misma no es una verdad absoluta, sino una afirmación basada en la experiencia del ser humano que debe ser utilizada cuidadosamente, y que puede fallar. ¿Quien puede afirmar que las manzanas siempre caerán al piso, que el sol siempre sucederá a la noche, que el tiempo siempre irá hacia adelante? Nadie. Simplemente creemos que, debido a la gran cantidad de sucesos observados, estos ocurren de determinada manera.

La inducción en la clase media

Es muy importante saber aplicar correctamente el principio de inducción, para no sacar conclusiones erróneas sobre una hipótesis en particular. Mas en estos tiempos donde las afirmaciones apresuradas y sin un análisis previo son moneda corriente. Algunos ejemplos del principio de inducción utilizado frecuentemente (y aplicados erróneamente) por la clase media:

Hipótesis:
• “La salud pública argentina es un desastre.”
Demostración por inducción:
• “El otro día fui al Rivadavia y estaba en pésimo estado...”

Este es un ejemplo de inducción mal aplicada. Lo correcto antes de afirmar de manera determinante que el estado de la salud pública es un desastre, sería analizar una muestra importante de hospitales a lo largo y ancho del país y analizar su estado. De lo contrario podemos utilizar estadísticas oficiales o privadas (dependiendo de la confianza que le tengamos a cada una) y afirmar que, en base a tal referencia, la salud es, o no, un desastre.

Hipótesis:
• “El INDEC manipula los datos”
Demostración por inducción:
• “Mi bolsillo me demuestra que la inflación es mas alta”
Otro claro ejemplo de inducción mal aplicada. Uno puede, si asi lo desea, sacar un índice de índice de inflación en un lapso de tiempo analizando los alimentos que consume, utilizando incluso las ponderaciones que el INDEC utiliza. Sin embargo, inducir ese índice, que efectivamente puede ser mayor a lo que marca el INDEC, a toda la población Argentina, es un tanto apresurada.

Podríamos seguir agregando ejemplos y continuaríamos varias páginas mas. La inseguridad, la pobreza, la educación, las drogas, son temas de los que mucha gente habla y saca conclusiones erróneas (o por lo menos apresuradas) por no aplicar correctamente el principio tratado aquí. Sin embargo no es el objeto de esta publicación enumerar todos y cada una de las hipótesis mal demostradas.

El principio de inducción: De la realidad mediática a la realidad del país

Mas interesante aún podría ser la explicación acerca de las raíces de esta cualidad de nuestros tiempos, que nos hace afirmar sentencias de una manera, sino errónea, por lo menos apresurada, sin análisis, sin base que fundamente dicha afirmación.

¿Son los medios de comunicación? Es sabida e incluso estudiada la influencia de los medios de comunicación en la opinión pública. ¿Porque no suponer que dichos sujetos comunicacionales manejan a la misma con un determinado fin? No parece una suposición descabellada.

“Ellos” manejan la información, la moldean y nos la entregan. La consumimos para enterarnos de los acontecimientos sociales, políticos, económicos y culturales que se dan en nuestro país, y que de otra manera no nos podríamos enterar. Esta información que nos llega es solamente una ínfima parte de lo que ocurre en nuestra sociedad, y es seleccionada y editada cuidadosamente para ser digerida por el consumidor final.

Los medios pueden de esta manera “atacarnos” con sucesos relacionados a la inseguridad, con sucesos relacionados a la pobreza, con sucesos relacionados a la inflación, etc. Incluso muchos de estos sucesos vienen “ya interpretados” por alguna figura del medio.

El consumidor final digiere toda esta información y arma en base a ella una realidad, una representación mental que el mismo construye en base a su interpretación, (realidad cargada por lo tanto de subjetividad, no solo del emisor, sino también del receptor). Es en el momento de interpretar donde podemos cometer errores. En todo caso podemos preguntarnos:

¿Es válido o no generar una realidad en base a informaciones y opiniones estríctamente seleccionadas y cuidadosamente editadas por “alguien” que no conocemos?

Si podemos realizarnos esta pregunta, la respuesta es sí, ya que sabremos las limitaciones de nuestra realidad que llamaremos mediática, y que no tiene porque ser la realidad del país. A modo de ejemplo, luego de meses y meses de recibir información sobre la inseguridad en nuestro país, podemos decir que en dicha realidad mediática la inseguridad es un gran problema. Inducir esa realidad “mediática” a la realidad de nuestro país requiere de un análisis mas riguroso. Y para ello debemos recurrir a las estadísticas. No existe otra manera.

Las estadísticas son por lo tanto, nuestra única manera de conocer la realidad de nuestro país, y en base a ella sacar conclusiones. Su importancia es decisiva, y por ello se convierte en una herramienta política muy importante. Conocer donde está y que porcentaje de pobreza existe, conocer los índices de desigualdad social, de empleo, de trabajo en negro, de concentración de la tierra, y no sólo en determinado momento, sino también su tasa de variación, es imposible sin un análisis estadístico confiable y bien realizado.

Las estadísticas son nuestra única arma para analizar la realidad mediática e identificar sus intenciones. El estado a través del INDEC muestra sus estadísticas. Que algunos medios de comunicación deseen generar una sensación de desconfianza sobre las estadísticas oficiales, para de esta manera anteponer su realidad ante cualquier otra, mas si dichos medios están políticamente enfrentados con el gobierno, es una suposición fundamentada.

Que el estado quiera manipular los índices oficiales para mostrar otra realidad evidentemente mas favorable a sus intereses, es igualmente posible, y esto mismo se puede aplicar a los organismos privados de estadística.

¿Como construir entonces la realidad de nuestro país? Quizá nunca la sepamos. En todo caso habrá que analizar la mayor cantidad de estadísticas disponibles, estatales, privadas, nacionales e internacionales, comparar y descartar algunas, o promediarlas.

Lo importante es que si llegamos a plantearnos estas dudas, es porque estamos identificando a la realidad “mediática”, la conocemos, sabemos sus limitaciones y su alcance. La diferenciamos de la realidad del país, que puede resultar muy difícil determinar. Estamos pensando, no siendo pensados. Y eso, en un contexto de bombardeo mediático casi insoportable, es muy importante.

6 comentarios:

  1. Estimado, si bien estoy de acuerdo con que el principio de inducción está mal usado en muchos casos, no creo que eso sólo deba achacarse a la vilipendiada clase media. Muchos oficialistas en cargos públicos lo aplican pésimamente con conclusiones totalmente contrarias a las de esa clase.
    En todo caso, como vd. yo haría foco en las medidas de centralización, porque los datos apartados y anómalos caen casi siempre en 6 o 7 sigma y son absolutamente inútiles como punto de partida para políticas integrales.
    Pero más allá de eso, el lío del INDEC es muy real y la falta de rigor metodológico la han señalado muchos expertos locales y extranjeros. No soy un experto en estadística, pero hay cosas que resultan muy sospechosas. Que se haya hecho un mundo de eso es otra cosa, pero negar la realidad no ayuda nunca a trabajar para mejorarla.

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  2. Hola, me parece realmente excesivo el castigo que estás aplicandole a la clase media. Suficiente con tener que aguantar el maltrato y ninguneo de este gobierno para que a través de este blog te ocupes de hablar como si fuesen todos unos idiotas. Los hay profesionales y no, los hay más inteligentes y menos, los hay más despiertos y no tanto, pero lo que seguro puedo decirte, es que englobar a toda la clase media en este post, es hacer exactamente lo mismo que criticas: INDUCCIÓN a partir de una realidad heterogénea. Mis saludos.

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  3. Anónimo, no creo que este sea un "castigo" como usted afirma en su comentario. Nunca traté de idiota a nadie. Creo que es un tema muy complicado el de la manipulación mediática originada con la monopolización del comercio informativo. En ese contexto, puede resultar muy díficil poder ser autónomo en pensamiento. Tampoco se trata de englobar a todos en la misma bolsa, simplemente expongo un principio bastante conocido, como es el de la inducción y su correcta implementación. No englobo a toda la clase media, solamente aquella parte que aplique mal este principio. Por cierto, no creo (por mi experiencia personal, con los límites que eso implique) que sea un problema de nivel educacional.

    Saludos!

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  4. Leak, acaso los oficialistas de cargos públicos no pueden ser clase media? ;)

    Cuando escribí esta entrada quise escaparle al tema Oficialismo-Oposición para no caer en debates políticos.

    Con respecto al tema INDEC, he escuchado tanto defensores de la nueva metodología como detractores, pero yo por el momento soy incapaz de inclinarme por una postura u otra, por desconocimiento. Lo único que puedo decirle, y es mi humilde opinión, es que observo por parte de ciertos grupos mediáticos un tratamiento muy superficial, inservible para elaborar alguna conclusión. Considero probable que una de las causas sobre la demonización del Indec sean los bonos atados a la inflación, pero al poner en tela de juicio la credibilidad del Indec en torno a TODAS sus cifras, creo la causa podría exceder el ámbito estrictamente económico para pasar al político. Por otro lado, creo que podría existir una falta de transparencia en el organismo que debería revisarse, para otorgarle mayor credibilidad.

    Saludos!

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  5. No es que no puedan serlo, pero el post me pareció cruzado claramente por la asociación "clase media = clase estúpida antiprogresista que no aplica bien el principio de inducción". Si no era ésa la intención, como parece ser el caso, me disculpo.
    En cuanto a la demonización del INDEC, yo creo que ninguna tergiversación de la verdad termina siendo más costosa que la de la inflación. Financieramente hablando, el impuesto inflacionario es temible y extremadamente dañino para sectores de bajos recursos. Yo sólo espero que impere la cordura, pero no veo que en el oficialismo haya voluntad de aceptar la verdad.

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  6. No me gusta mucho hablar de "impuesto" inflacionario. Llamar a la inflación de esa manera es sugerir que es el estado el que se beneficia recaudando ese impuesto, y se puede interpretar que es el estado el que asimismo la genera. La inflación no surge de un repollo, surge luego de una decisión empresaria de aumentar el precio de venta de sus productos. Mas fácil aumentar los precios cuanto mas concentrado este ese sector de la economía. La inflación es también un instrumento de desgaste hacia el gobierno por parte del mercado. Coincido en que la inflación reduce el poder adquisitivo de las personas, pero mucho mas dañino para las personas es perder el trabajo. La generación de empleo, el desarrollo de la industria y la redistribución del ingreso a través de impuestos, son medidas que generan igualdad, pero que sin embargo también producen fuga de capitales e inflación. Pero es la única manera de lograr la emancipación: Desarrollar el mercado interno a través de una industria sólida, alcanzar el pleno empleo y la igualdad social. Le mando un abrazo.

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