domingo, 19 de julio de 2009

Carta a la clase media


Vivimos para consumir. Nos pasamos la vida consumiendo. Y cuando no consumimos, producimos lo que luego consumiremos. Nos levantamos a la mañana, vamos al trabajo, en el trayecto miles de carteles publicitarios nos dicen que necesitamos cosas, que no tenemos nada, que somos infelices por no poseer lo que nos falta, que estamos insatisfechos. Una vez en el trabajo, empezamos a producir de la manera que nuestros superiores desean. Así nos pasamos la mayor parte del día, obedeciendo. A la salida del trabajo ya nos podemos dedicar a consumir. Antes de retornar a nuestra casa pasamos por el Shopping y adquirimos un par de prendas a precios de promoción. Ahora sí, volvemos a nuestro hogar, y seguimos consumiendo. Esta vez, propaganda mediática, la misma que nos hace pensar como pensamos. La misma que obliga al ser humano a estar inseguro, infeliz, insatisfecho, en fin, ¿no será el momento de replantearnos el mundo en que vivimos?

No somos cocientes de nuestro sometimiento. Somos receptores de información que digerimos sin analizar, sin razonar, sin filtrar. Estamos demasiado cansados después de 8 horas de trabajo, y no tenemos más ganas de pensar. Los medios manejan nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestro comportamiento en tanto miembros de una sociedad igualmente manipulada. ¿Tiene sentido vivir diciendo lo que los medios dicen, comprando lo que los medios nos hacen comprar, siendo pensados todo el tiempo por ese agente externo?

No somos conscientes de ese poder que nos oprime. Es esa inconsciencia la que nos impide despertar de este letargo mediático. Letargo del que – por otra parte - muchos no queremos despertar. Aquella posición es muy cómoda. No tenemos que pensar que comprar, pensar que comer o pensar que decir. No tenemos que pensar. ¿Y que mejor que dejar ese gasto energético que implica el hecho de pensar, para dedicarnos a ser mejores trabajadores y algún día subir de categoría?

Está en uno la facultad de elegir. De eso se trata, después de todo, nuestra vida. Nos pasamos la vida eligiendo, aunque la mayor parte de las veces nos dicen que elegir. En realidad no existiría problema si el ser que nos hace pensar y elegir de determinada manera nos tiene afecto. De hecho, son nuestros padres los que nos enseñan durante nuestra infancia a elegir lo bueno y lo malo, a pensar de determinada manera y a tener determinadas creencias, y lo hacen por nuestro bien, por nuestro futuro. Sin embargo, cuando el que nos forma es un medio de comunicación, ajeno a nuestra vida y nuestros afectos, y que pertenece a grupos económicos altamente concentrados, la situación es totalmente distinta, ya que lo hacen para defender sus propios intereses, su propio futuro. Después de todo, no dejan de ser empresas, pero dedicadas al comercio de la información.

Es por ello que debemos despertar, y empezar a desconfiar de los medios. Una vez que uno se da cuenta de que puede pensar de manera autónoma, pasa a estar solo. Y no es fácil estar solo. Es en ese giró del subconsciente donde uno se indigna. Se indigna de la vida mediocre a la que pertenece. Se indigna de vivir en un mundo miserable, lleno de injusticias. Y es en ese sentir ignominioso donde se empieza a conocer la libertad. Retrocede en el tiempo y recuerda que estuvo marcado por un pensamiento que le era ajeno, pero que compartía con la mayor parte de la sociedad. Atrás quedan aquellas charlas de trabajo en las que jamás se discutía con nadie, y ese sentimiento de comodidad compartiendo la mayoría de sus puntos de vista con los demás, y en que los temas de conversación iban de la mano con el matutino de la mañana (el matutino que compraban todos) y pocas veces salían de ese libreto impuesto. Es el momento de empezar a dudar. Dudar de lo que nos dicen, dudar de lo que decimos, y dudar de lo que pensamos.

En este mundo que está atravesando una intensa crisis ocasionada por la desregulación de la economía, donde el modelo económico que nació tras la caída del muro de Berlín y que se impuso de manera hegemónica en nuestro planeta, cuyos 3 ejes fundamentales fueron la desregulación del mercado, la reducción del gasto público y las privatizaciones, y que está siendo puesto en duda y con mayor fuerza en varios países de América Latina, poder despertar de este letargo cerebral que nos adormece puede significar algo muy importante para poder ser un país con mas igualdad y justicia social.

Tenemos que recordar nuestro pasado. Vivimos una década entera bajo los tentáculos de un modelo neoliberal que se llevó nuestra industria, nuestros recursos y nuestra dignidad, dejando a la población altamente endeudada, ecológica, económica y socialmente devastada. El modelo que fracasó nos prometió desarrollo y igualdad social, pero solamente trajo pobreza y hambre. Aumento la brecha entre ricos y pobres, aumentó la renta de los inversores nacionales y extranjeros, aumentó la concentración de nuestra economía, a costa de endeudamiento externo, cierre de fábricas, despidos masivos y un pueblo sin derecho a nada. Hoy, son esas mismas medidas que condujeron a la ruina nuestro país, las que asoman en el horizonte. Pero también hoy, tenemos algo que a comienzos de los años noventa no teníamos: experiencia.

Son momentos en que a los economistas liberales les cuesta mucho defender su postura sin caer en contradicciones, sobre todo en nuestro país, donde se ha crecido a tasas “chinas” y sin embargo los índices de desigualdad se mantienen constantes o aumentan. No se trata de ser oficialista u opositor, sino de encontrar un razonamiento coherente que nos haga reflexionar sobre las medidas económicas que se debaten, a fin de tomar partido de una manera crítica, individual, con soporte histórico y sin manipulación externa.

El año pasado tuvimos la posibilidad de elegir, y elegimos mal. Era la oportunidad para otorgar mayor intervención económica al estado, de gravar una renta extraordinaria para utilizarla en política social, de desalentar la sojización que tanto daño le está haciendo a nuestras tierras. Pero elegimos la comodidad de ser pensados por los medios concentrados de comunicación, y defendimos la postura incorrecta.

Hoy es el momento de quitar nuestra atención hacia el gobierno, y empezar a mirar a los verdaderos dueños de nuestro país. Los que causan la inflación, los que despiden personal, los que evaden impuestos, los que abogan por mas desregulación, por menos impuestos y políticas económicas que les permitan mayores retornos. Son ellos los que pretenden un país y un mundo desigual, los que desean mantener el Statu Quo actual, los que desean conservar su poder, y los que tienen en sus manos a los medios de comunciación, que manipulan nuestro pensamiento para enfocar nuestra mirada en el gobierno, ocultando de esa manera a los verdaderos dueños del poder. Noam Chomsky lo explica de la siguiente manera:

"En el nivel más profundo, los medios contribuyen a la percepción de que el Gobierno es el enemigo, ocultando así las fuentes de poder real de la sociedad que se encuentran en las instituciones totalitarias -los grandes consorcios, ahora de dimensiones internacionales- que controlan la economía y gran parte de nuestra vida. En realidad, los consorcios establecen las condiciones conforme a las cuales funciona el gobierno, y ejercen un gran control sobre él. El panorama que se presenta en los medios es constante, cotidiano, y la gente no tiene la menor conciencia del sistema de poder que la oprime. Como resultado -según se pretende- vuelve su atención contra el gobierno."

Mientras tanto, los medios de comunicación masivos seguirán con su agenda, haciéndonos defender sus intereses, en detrimento de los nuestros, haciéndonos pensar lo que ellos necesitan que pensemos, haciéndonos salir a protestar lo que ellos quieran que protestemos, haciéndonos odiar a los que ellos en realidad odian. Y así se nos pasará la vida, viviendo indignados de nuestros gobernantes, indignándonos de la pobreza y el hambre de nuestro país, sin darnos cuenta de que somos los principales culpables de que ello ocurra. Pero está en nuestras manos pensar diferente, indignarnos con quienes tenemos que indignarnos, protestar por lo que en realidad es injusto, odiar a los que se merecen ser odiados, y de esa manera comenzar la lucha por un país mas justo y soberano.


"Seamos libres, lo demás no importa nada"

San Martín

jueves, 9 de julio de 2009

Feliz día del neocolonialismo!

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Desde este Blog, queremos saludar en este Día del Neocolonialismo, a Barrick Gold, Repsol, Holding Techint, General Motors, J.P. Morgan, Santander, Mac Donalds, Telecom, Grupo Clarín y todas aquellas corporaciones que facilitan la fuga de recursos naturales y capitales del país, que nos explotan, que monopolizan nuestra economía y logran que en una democracia puedan existir 15 millones de pobres y 5 millones de indigentes, de un total de 40 millones de personas. Corporaciones que a pesar de todo eso logran perpetuarse a través de nuestros gobiernos, sobornando desde intendentes hasta máximas autoridades, contaminando nuestros territorios, evadiendo todas los artículos de nuestra Constitución Nacional y todo tipo de regulación estatal.

Reconocemos que no fue fácil lograr esos objetivos. Para ello estas corporaciones tuvieron la necesidad de instaurar un gobierno militar que aniquile y extermine a todo tipo de movimiento social, a todo tipo de ideología socialista, a todo ser que priorice el bien común ante el individualismo. A ellos debieron exterminarlos, y a sus hijos debieron "depurarlos" concediéndolos para ello a seres humanos puros, sin ideologías. Obviamente todas estas acciones fueron bendecidas por nuestra Gran Iglesia Católica, siempre a favor de la libertad (de mercado). Tarea que fue realizada exhaustivamente bajo la dictadura reinante desde 1976 hasta 1983.

Fue absolutamente necesaria esta depuración casi "espiritual" de nuestro país. Con una Argentina desarmada y atemorizada, luego, nuestro presidente elegido democráticamente por el pueblo durante la década del 90, se encargó de continuar y profundizar este nuevo modelo corporativo de la economía. Rematando nuestro estado, hipotecando nuestro futuro y en democracia, con todo un pueblo observando a una elite política llevándose puesto a su país.

Estas Corporaciones tuvieron un notable apoyo de los Formadores de Opinión, los únicos capaces de convencer a todo un país de que aquellas políticas (mas allá de ser las únicas posibles luego de la caída del muro de Berlín, luego del decreto de Fukuyama) eran en pos de un país con más eficiencia, con mas desarrollo y con mas estabilidad. Es verdad que fueron políticas estables, con confianza para el inversor extranjero (con un gran retorno para el inversor extranjero). Es verdad. A costa de ello creció la pobreza y el desempleo, pero fue el costo a pagar para "insertarnos en el mundo" como país.

Es por ello que felicitamos a los enemigos de nuestra Patria, que son también los beneficiarios de nuestra Patria, por la sutileza (y el esfuerzo) con que supieron operar todo este tiempo para lograr instalarse en nuestro país para nunca mas irse. Por estar siempre presentes en nuestra vida, día tras día. Nosotros, mientras tanto, continuaremos trabajando duro para mantener altas sus ganancias. Después de todo, ya son parte de nuestra cultura, de nuestra forma de vida.

Feliz Día del Neocolonialismo!

Fernando V.

martes, 7 de julio de 2009

No es Honduras, es LatinoAmérica

El formar parte de un mismo continente no es el único factor que nos hace Latinoamericanos. Los sucesos ocurridos a lo largo de nuestra historia, y que determinaron nuestra forma de vida, nuestros problemas sociales, económicos y culturales, nuestras razas, nuestras maneras de pensar y de entender la realidad, de luchar, son quizá un componente importante a la hora de definirnos en tanto latinoamericanos. Son quizá el condimento esencial que nos une y nos hace hermanos en lucha.

Pertenecientes a un continente rico en recursos renovables y no renovables, dueños del Potosí, de las selvas amazónicas, con una flora y fauna de exquisita variedad, supimos administrar nuestras riquezas de manera sustentable, respetando a nuestra naturaleza para darle la oportunidad a nuestras futuras generaciones de continuar con un legado que nos brindaba las necesidades básicas para poder vivir.

Lamentablemente, fueron esas riquezas, las que encandilaron a nuestros conquistadores europeos, las que los condujeron a cometer las mas terribles atrocidades absorbidos por la ambición de poder. Desde las épocas del renacimiento, fuimos saqueados, explotados y asesinados por occidente. Siglos y siglos de embarcaciones repletas de minerales cruzaban el Océano Atlántico, para arribar a las costas Europeas. Nos convertimos en colonia, y comenzamos a trabajar para nuestros dueños. Fueron épocas en donde reinaba la Fuerza ante la Razón.

Así dimos la oportunidad a los actuales países “del primer mundo”, en convertirse en tales. A costa de eso, fuimos condenados al hambre y a la esclavitud, y América Latina fue transformada en un territorio ligado al subdesarrollo. En ese territorio están hoy esos países caratulados como “tercermundistas”. Pese a ser, con nuestro esfuerzo y trabajo, los culpables del desarrollo de Occidente, pocos son los que nos reconocen como tales.

Con el tiempo, a través de luchas y un gran esfuerzo, fuimos avanzando hacia un territorio independiente. Argentina declaró la independencia en 1816, Brasil en 1822, Paraguay en 1842, Honduras en 1821, etc. Sin embargo, si bien esa independencia se producía en el ámbito político, en el económico nunca pudimos escapar de las garras de Occidente.

Alternando entre períodos democráticos y dictaduras militares, Latinoamérica continuó siendo un territorio dedicado a la extracción de materia prima, trabajada a partir de mano de obra barata, con amplias poblaciones en la miseria y con una elite local estrechamente vinculada a occidente. Pese a la independencia política, los mismos barcos siguieron yendo cargados de minerales y alimentos, retornando vacíos para volver a ser recargados. La materia prima era trabajada en el “primer mundo”, volviendo con un valor agregado que luego debíamos pagar nosotros.

Se implantaba así la era neocolonial que nos acompaña hasta la actualidad. De esta manera, se sucedían los gobiernos elegidos por el voto popular, el cual mantenía el esquema de saqueo y explotación funcional a intereses foráneos. En caso de observar un “desvío” que pusiese en riesgo ese modelo de extracción y saqueo, las armas y la fuerza harían retornar al país en la línea de conducción deseada.

En los lazos del golpismo militar cayó Perón en 1955, Guzmán en 1954, o mas recientemente Isabel Perón en el 76, Allende en 1973, y tantos otros. La última oleada de dictaduras fue también la mas sangrienta. Con el objeto de aniquilar todo pensamiento socialista, de eliminar todo tipo de actividad sindical, miles y miles de personas fueron “desapareciendo” de nuestras vidas. Con el objeto de ponernos de rodillas ante el extranjero, se implementó un modelo económico de endeudamiento externo, de privatizaciones y desregulaciones estatales, de eliminaciones de subsidios y ayudas sociales, de reducción drástica de gasto público. Así, estos militares, bajo las órdenes del enemigo, despojaron a millones y millones de latinos de su sueño de vivir en un país con igualdad social.

Luego vino la caída del muro de Berlín, el “Fin de la Historia” de Francis Fukuyama y la implementación del llamado “neo-liberalismo” tras el consenso de Washington. El modelo económico fue la profundización de lo ya realizado bajo los golpistas, pero, esta vez, en pleno ejercicio de la democracia.

Las profundas desigualdades sociales que provocaron aquellas democracias de los 90 terminaron por estallar en los entornos del inicio del Siglo XXI. El caracazo Venezolano en el 99 o el cacerolazo Argentino en el 2001 son ejemplos de la gran inequidad reinante.

Estas crisis sociales dieron lugar a nuevos actores, a cambios de paradigmas, a pensar que ese “Fin de la Historia” no contrastaba con la realidad. Se hacía necesario cambiar las políticas neo-liberales, acabar con el saqueo neocolonial, y comenzar a gobernar por y para el pueblo. Así surgió un Chávez, un Morales, un Correa, un Funes, un Lula, un Lugo, un Kirchner, un Zelaya, un Ortega y demás gobiernos que fueron titulados como “progresistas”.

Aunque es difícil realizar una generalización total entre las políticas aplicadas por cada uno de ellos, si se puede decir que la mayoría implementó políticas de protección de los trabajadores, de recuperación del empleo, de recuperación del rol del estado y del fortalecimiento al consumo interno. Todos tienen sus errores y sus aciertos, sus contradicciones y coherencias, pero convergen hacia un mismo rumbo. Ese rumbo es el de una latinoamérica unida que, con sus 500 millones de habitantes puede hacerle frente a cualquier potencia, o por lo menos intentarlo.

Es por eso que este nuevo Siglo nos debe encontrar mas unidos que nunca, nos debe encontrar haciéndole frente al enemigo, a aquel que no desea el bien común, aquel que desea mantener el Statu Quo que nos condena a la miseria y a la opresión. Es por eso que hoy mas que nunca, debemos apoyar a nuestros hermanos Hondureños, apoyar al retorno de Zelaya, y evitar de esta manera que ese oscuro recuerdo, en donde la fuerza se anteponía a la razón, no sea mas que eso, un oscuro recuerdo. Hoy nuestro objetivo debe ser la defensa de nuestra democracia.

Por todo lo dicho anteriormente, Fuerza Honduras!

domingo, 5 de julio de 2009

¡O somos libres o seremos esclavos en forma permanente, si no tenemos el valor de defendernos!

Proclama del Presidente Zelaya a la nación hondureña

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Compañeros y compañeras;

Compatriotas hondureños:

Les habla su presidente Manuel Zelaya Rosales.

Quiero decirles que el destino de mi vida está ligado al destino del pueblo hondureño.

En la mañana del 28 de junio, mientras me prestaba a ir a ejercer mi voto en una encuesta popular promovida por el pueblo hondureño, fui víctima de atropellos, de asalto y de violación, secuestro, fui apresado y expulsado de mi país por las fuerzas militares de Honduras; fuerzas militares que hoy se han prestado y están en complicidad con la élite voraz que exprime y asfixia a nuestro pueblo. Obedecen sus órdenes, no defienden nuestra nación ni la democracia.

Este zarpazo es en contra de la nación hondureña y ha puesto en evidencia ante el mundo que en Honduras todavía hay una especie de barbarie y personas que no tienen conciencia del daño que les hacen a nuestro país y a las futuras generaciones.

A través de estos medios de comunicación exijo que continuemos con la participación del pueblo, que es el actor principal de nuestra democracia y de las soluciones que puedan tener los grandes problemas de pobreza y desigualdad que vive nuestra nación.

Los hondureños hemos enfrentado muchos problemas y siempre hemos sabido unirnos para salir adelante, y esta es una gran oportunidad para demostrarle al mundo que los hondureños somos capaces de enfrentar estos problemas y de salir adelante, a pesar de los obstáculos de esta secta criminal que hoy pretende apropiarse de los destinos de nuestra nación y de nuestros hijos.

Hablo a ustedes, golpistas, traidores, judas que me besaron la mejilla para después darle un gran golpe a nuestro país y a la democracia.

Deben de rectificar en el menor tiempo posible, están rodeados. El mundo les ha hecho un vacío, todas las naciones del mundo los han condenado, sin excepciones, hay un repudio general contra ustedes; no van a pasar en vano sus hechos, porque a los tribunales internacionales tendrán que rendirles cuentas por el genocidio que están haciendo en nuestro país, al suprimir las libertades, al reprimir a nuestro pueblo.

Yo estoy organizando mi retorno a Honduras. Les pido a todos los campesinos, a las amas de casa, a los pobladores, a los indígenas, a los jóvenes, a los diferentes grupos de organizaciones de trabajadores, empresarios; diferentes amigos políticos que tengo en todo el territorio nacional : alcaldes, diputados, que me acompañen en mi regreso a Honduras, que es el regreso del Presidente electo por la voluntad soberana del pueblo. Es el único medio de elegir presidentes en Honduras, no perdamos nuestro derecho, no permitamos que particulares empiecen a tomar las decisiones que corresponden al pueblo hondureño a través de su legitimidad y de su voluntad popular.

Estoy dispuesto a hacer cualquier esfuerzo, cualquier sacrificio por obtener la libertad que nuestro país necesita.

¡O somos libres o seremos esclavos en forma permanente, si no tenemos el valor de defendernos!

¡No lleven armas, ninguna arma! Practiquen lo que yo siempre he predicado : la no violencia. Que ellos sean los que lleven la violencia, las armas y la represión, y los hago responsables a los golpistas de cada vida, de cada persona, de cada integridad física y de la dignidad del pueblo hondureño.

Nosotros nos vamos a presentar al aeropuerto internacional de Honduras en Tegucigalpa con varios presidentes, varios miembros de comunidades internacionales, y el día domingo, este domingo estaremos en Tegucigalpa abrazándolos, acompañándolos, para hacer valer lo que tanto hemos defendido en nuestra vida, que es la voluntad de Dios a través de la voluntad del pueblo.

Saludos, compatriotas.

¡Que Dios nos proteja y nos bendiga a todos!


Fuente: http://www.ain.cubaweb.cu/2009/julio/04edproclama.htm