Es ahí cuando pensamos que no quedan dudas, “lo dice la tele y lo escucho en la radio”, “lo dicen todos”: La ley de medios K (no hay que olvidarnos de poner la letra K a continuación de “medios”) es para controlar la prensa. Y es lógico, la prensa nos muestra la “realidad”, y esta claro que los K no quieren que la conozcamos, por ser desfavorable a sus intereses.
Si ese es el “razonamiento” que tenemos, la batalla por la colonización de la subjetividad la han vuelto a ganar los medios. “Razonamiento” entre comillas, porque lo único que hicimos fue repetir lo que escuchamos en la televisión o la radio por algún periodista condicionado por la empresa en la que trabaja.
Este tipo de comportamientos es el que venimos criticando desde nuestro espacio. El individuo como “ser pensado” por los medios de comunicación concentrados.
Quizá algunos de los que criticaban entradas como ésta, o como ésta, hoy estén re-planteando sus anteriores razonamientos. Es que lo que estamos viviendo hoy en día, con el intento (por ahora) de reformar la ley de radiodifusión y el constante ataque de la prensa por evitar su modificación, pone en evidencia el rol de los medios de comunicación como comunicadores de una “realidad” que hasta hace poco era indiscutible, al menos por el grueso de la sociedad.
¿Como poder creer que las críticas y el constante ataque a la ley de medios audiovisuales por parte de los grandes medios de comunicación, poseen un mínimo de objetividad, si son ellos los principales perjudicados con la misma?
Esta pregunta es fundamental. Poner en duda la “realidad” mediática, es el primer paso para recuperar la razón que en algún momento perdimos. No es fácil replantearse toda una forma de vivir, delegando el razonamiento al imperio de los medios: Todo lo que hasta ahora creímos se desvanece en el aire.
Si ponemos en duda la “realidad” que nos muestran los medios de comunicación con respecto a la ley de medios audiovisuales, porque sabemos que existen intereses detrás de esa “realidad”, ¿porqué no poner en duda absolutamente toda la “realidad” que sale de aquel televisor, aquella radio o aquel conocido diario? ¿Porqué no pensar que detrás de toda noticia está el interés de la empresa que la entrega, o que detrás de toda noticia existe un negocio privado?
Estás, son preguntas que en definitiva surgen de realizar un razonamiento deductivo al respecto.
La teoría de la “Ley K” para controlar a los medios “independientes” para que no muestren la “realidad”, es entonces equivocada. Es equivocada porque lo que antes considerábamos “medios independientes” en realidad no lo son, ya que al menos no pueden ser independientes de sus propios intereses. Es equivocada porque entonces la “realidad” que nos muestran, no deberá ir en contra de dichos intereses.
Pero podemos avanzar un poco más allá y postular que:
Parte de la “realidad” que nos muestran los medios de comunicación es funcional a sus propios intereses, por lo tanto puede haber sido manipulada, parcializada, editada, para luego ser entregada finalmente al receptor.
Quizá la total independencia de los medios no sea posible nunca. No importa. Lo que se trata de lograr con esta nueva ley de servicios audiovisuales, es simplemente incrementar la cantidad de transmisores de información o de opinión, con diferentes puntos de vista e intereses, para que todos los sectores, incluso los que hasta hoy fueron ninguneados por la gran prensa, vuelvan a tener voz. Es en el contraste de realidades que inevitablemente ocurrirá si la ley prospera, donde se generará una duda, de esa duda un razonamiento, y de ese razonamiento un pensamiento autónomo.