martes, 30 de junio de 2009

Golpismo Liberal en Honduras

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Amanecimos el pasado domingo 28 de junio de 2009 con la terrible noticia que acontecía en Honduras: El presidente democráticamente elegido por el pueblo, Manuel Zelaya había sido secuestrado y extraditado a Costa Rica por los organismos militares de aquel país.

Un poco de Historia

Este país, al igual que la mayoría de los países del sur del mundo, sufrió la globalización neoliberal de los 90, con privatizaciones, desregulaciones del mercado y reducciones de gasto público para poder hacer frente al pago de intereses de una deuda externa cada vez mas grande. Con el neoliberalismo se encarecieron los servicios públicos, se entregaron los recursos naturales y se sumergió a la población en la mas profunda pobreza.

Pese a estar en un territorio rico en recursos naturales, Honduras sufre las consecuencias de siglos de explotación y aplicación de políticas económicas para beneficio de una pequeña parte de su población o de intereses foráneos. De sus 7,2 millones de habitantes, el 65 por ciento están en situación de pobreza, la cual se concentra sobre todo en el área rural, y casi la mitad de los niños de entre tres y cinco años sufren desnutrición severa.

Un cambio de rumbo

La sorpresa ocurrió cuando Manuel Zelaya, un terrateniente del Partido Liberal, aquel que en su campaña proclamaba luchar contra la delincuencia a los cuatro vientos con el lema "Poder ciudadano es seguridad, sin odios ni muerte", se dio vuelta.

Con la llegada al poder del presidente Manuel Zelaya, en enero de 2006, comenzaron a mostrarse de manera paulatina señales de cambio, entre las que se destacan la incorporación al mecanismo de colaboración energética PETROCARIBE.

A ello se sumaron las políticas de fortalecimiento de la integración centroamericana y regional, dentro de las cuales la adhesión a la Alternativa Bolivariana de Nuestra América (ALBA) representó una muestra decisiva de autodeterminación y soberanía.

El camino hacia la erradicación de las desigualdades (debidas al efecto nocivo de siglos de exclusión y pobreza y la presencia aún de poderosos intereses económicos locales y extranjeros en pugna por mantener sus ventajas) parecía haber encontrando un rumbo.

28 de junio, la revolución no será realizada

Las semillas de una real transformación hacia un sistema más justo comenzaban a plantarse y a desarrollarse con celeridad en un país donde los pobres casi no tenían nada más que perder, pero si mucho por conquistar. Pero el stablishment local, con un probable apoyo de la CIA, está intentando mantener el statu quo que mantuvo el país durante tantos años en la miseria absoluta. Hoy son ellos, los beneficiarios de un modelo de explotación de la población mestiza, un modelo de despojo y entrega de recursos naturales a costa de la esclavitud del hombre, un modelo de contaminación y desprecio por la naturaleza, los que pretenden retornar a la "normalidad":

El 28 de junio el presidente lanzó una consulta no vinculante para preguntar a los hondureños si les gustaría que en las próximas elecciones, en las de noviembre, se votase también la creación de una asamblea constituyente que reformase la carta magna. Esta consulta había sido declarada como ilegal 3 días antes, el 25 de junio, por el Tribunal Supremo Electoral al considerarla "materia propia de un plebiscito, consulta ciudadana, cuya aprobación le corresponde al Congreso Nacional y al Tribunal Supremo Electoral”, medida que fue apoyada por la iglesia, los medios de comunicación, los militares y todo el stablishment local.

El pueblo hondureño en su mayoría, ninguneado durante años y años por políticos vende patria y terratenientes explotadores empezaba a ser escuchado. Ese fue el verdadero problema. Es el condimento que le faltaba a la democracia para que los liberales (conservadores) estallen en su furia: La participación del pueblo.

El secuestro y extraditación de Zelaya y la asunción a la presidencia de Micheletti, es un claro ejemplo de que las políticas no pueden salirse de un margen, que permita al stablishment un amplio retorno en ganancias, manteniendo así el poder de opresión sobre un pueblo sometido y empobrecido. Las instituciónes religiosas, políticas, económicas, sociales y militares están justamente para eso, para mantener lo ya establecido.

Afortunadamente hoy Zelaya no está solo. Los países del Unasur repudian el hecho, al igual que la OEA y la ONU. Desde este blog deseamos y esperamos que este golpe de estado sea otro golpe fallido, como lo fue el de Venezuela en el 2002 contra el presidente Chavez tras los sucesos de Puente Llaguno.

3 comentarios:

  1. Más allá de mi valoración personal y súmamente desinformada de lo que ocurrió y ocurre en Honduras, debo decir que me parece que la restitución de Zelaya va a ser algo muy difícil, cuando no extremadamente improbable.

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  2. Esperemos que Zelaya retorne a su presidencia como corresponde. Dejar como precedente que un Golpe militar pueda ser legal puede ser penoso para el futuro de los países latinoamericanos. No hay dudas que esto es una prueba piloto.

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  3. Lo dudo. Con todo lo que significa como símbolo, no es un golpe de estado como a los que la región se acostumbró desde hace tiempo. Honestamente, Zelaya está en una posición muy delicada y la presión internacional probablemente haga poco para restaurarle la presidencia por mucho tiempo.

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